Un dia que el cielo sus glorias cantaba
Un día que el cielo sus glorias cantaba,
Un día que el mal imperaba más cruel,
Jesús descendió y al nacer de una virgen
Morando en el mundo nos dio ejemplo fiel.
Vivo, me amaba, muerto, salvóme;
Y en el sepulcro mi mal enterró;
Resucitado, me dio justicia;
Un día Él viene, pues lo prometió.
Un día lleváronle al monte Calvario,
Un día claváronle sobre una cruz;
Sufriendo dolores y pena de muerte,
Se dio por mi eterno rescate, Jesús.
Un día dejáronle solo en el huerto,
Un día la tumba su cuerpo encerró;
Los ángeles sobre Él guardaban vigilia,
Así fue que el Dueño del mundo durmió.
Un día el sepulcro ocutarlo no pudo,
Un día a su espiritual cuerpo volvió;
Habiendo a la muerte por siempre vencido,
A la diestra del Padre Jesús se sentó.
Un gran Salvador es Jesús
Un gran Salvador es Jesús el Señor,
un gran Salvador para mí.
Protege mi vida de todo temor,
refugio me ofrece aquí,
Coro
Protege mi alma de todo temor,
me libra de toda ansiedad.
Mis dudas quitó y yo sé que su amor
Feliz protección me dará!
Feliz protección me dará!
Un gran Salvador es Jesús el Señor,
mi horrendo pecado quitó.
Me guarda y sostiene feliz en su amor,
mi vida del mal redimió.
Raudales de gracia recibo de Él,
raudales de paz y virtud;
Su Espíritu inunda del todo mí ser,
de gozo, sin par plenitud.
Al ser transportado en las nubes feliz,
con gloria mi Dios a encontrar,
Su amor infinito, su gracia sin fin,
mis labios habrán de alabar.
Un solo fundamento
1. Un solo fundamento y sólo un fundador la santa iglesia tiene en Cristo, su Señor, haciéndola su esposa, del cielo descendió, y por su propia sangre su libertad compró. 2. Aunque es de muchas razas, disfruta de unidad: solo una fe confiesa en santa caridad; es uno su bautismo, un pan de santidad; por gracia siempre espera una felicidad. 3. El mundo la contempla pasmado y con desdén: de cismas desgarrada, de error y por vaivén. Mas santos de vigilia no cesan en su orar, y pronto por la noche oirán gozo y cantar. 4. Cercada de tumultos, de guerra y confusión, la paz eterna espera, serena en su visión; al fin, ya victoriosa, la iglesia terrenal recibe por su premio descanso celestial. 5. Más ella aquí disfruta celeste comunión con Dios y con los santos en paz y perfección. Jesús, cabeza nuestra, concédenos lugar con los que habitan siempre en tu celeste hogar.