Paz, paz, cuán dulce paz
En el seno de mi alma una dulce quietudSe difunde inundando mi ser,
Una calma infinita que sólo podránLos amados de Dios comprender.
Coro:
¡Paz!, ¡paz!, ¡cuán dulce paz!Es aquella que el Padre me da;
Yo le ruego que inunde por siempre mi ser,En sus ondas de amor celestial.
Qué tesoro yo tengo en la paz que me dio,Y en el fondo del alma ha de estar
Tan segura que nadie quitarla podráMientras miro los años pasar.
Sin cesar yo medito en aquella ciudadDo al Autor de la paz he de ver,
Y en que el himno más dulce que habré de cantarDe Su paz nada más ha de ser.
Alma triste que en rudo conflicto te ves,Sola y débil tu senda al seguir,
Haz de Cristo tu amigo, pues fiel siempre es,¡Y Su paz tú podrás recibir!
Pecador Jesús te llama
Pecador Jesús te llama,
¡cuánto le haces esperar!
¿Por qué ingrato así rechazas
al que quiérete salvar?
Coro:
Deja entrar al rey de gloria,
ábrele tu corazón,
Cuéntale tu triste historia,
en sus labios hay perdón.
Para el mundo tus desvelos
guardas siempre, pecador;
Nada para el rey del cielo
quién murió, tu Redentor.
Cristo llama, hoy te llama,
más no siempre llamará;
Date prisa que mañana
no tendrás tal vez lugar.
Percibe Mi Alma Un Son
Percibe mi alma un son
de dulce y alegre canción
que llevo en mi corazón:
¡Oh paz, el don de mi Dios!
Coro
¡Paz, paz, dulce paz,
don admirable de Dios!
¡Oh, paz, maravilla de paz,
el don de amor de mi Dios!
La paz que en la cruz Cristo dio,
do todas mis deudas pagó,
en mí fiel cimiento echó.
¡Oh paz, el don de mi Dios!
Por rey al Señor coroné,
y mi alma de paz se llenó
y halló el don más rico mi fe:
¡la paz, el don de mi Dios!
En paz con Jesús moraré,
y cuando a su lado esté
su paz inefable tendré,
¡la paz, el don de mi Dios!